Sí, poco a poco, igual que cuando reúnes esos trocitos de colores en un patchwork. Recuerdos que sabías no olvidados, pero que se habían relegado a lo más profundo de la mente. ¿Para no sufrir? Quizá!!!
Porque así llegaron aquella tarde, en que bajo las columnas del pórtico acudieron como conjurados por no sé qué espíritu.
Volvía el atardecer. Yo, con mi libro entre las manos y tú con tu eterno sombrero sobre los ojos, haciendo la siesta sobre la hamaca El aire era leve, tan leve, que todo podía parecer un sueño en blanco y negro. Las moscas revoloteando y las rosas lanzando su imposible olor a primavera.
Hubiera querido alargar mi mano y guardar la esencia de aquel instante en mi puño. Pero, en ese momento no lo hice, y ahora pasado el tiempo, regreso a ese lugar y compruebo que tu hamaca se balancea impulsada por la brisa, que mi libro está cerrado, que las rosas siguen frescas pero ya no me emociona su olor.
Cierro los ojos y en mi recuerdo la hamaca se hunde por tu peso, mi libro se abre de nuevo y el sombrero se impulsa al ritmo de tu respiración.
Y entonces, entonces, el dolor me recuerda que tu ausencia es tan definitiva como lo son todas las muertes.
Y me cubro con esa manta hecha de recuerdos y sonrío de nuevo, porque sé lo que a ti te gustaba mi sonrisa.
Y así os la regalo… a mi regreso.
Son los recuerdos los que combaten el tiempo, y mientras los conservemos…..siempre los tendremos con nosotros,
No hay duda. Los recuerdos nos ayudan a llenar ese espacio que, algunas personas, nos dejan con su marcha.
Un abrazo y gracias por comentar.
Dos grandes regalos sin duda, tu sonrisa y tu regreso.
Besazos María.
Regalo que me devuelves con tus miradas a mi ventana, querido Mitxel.
Un montón de besetes.
¡¡Ya me has pillado!! Como todos los aficionados al cine tengo alma de voyeur. Jajajajaja
¡Besazos!
Los recuerdos son los bocados que alimentan el alma. Un gran abrazo!
Si y es un alimento que por fuerza necesitamos, en algunos momentos.
Un abrazo grande, grande, Andrea.
Estas letras poseen un don tan profundo que hasta consiguen desbancar toda muerte. Toda emoción verdaderamente importante, creo que traspasa los tiempos para permanecer en nosotros como eterna primavera. Este saludo que te envío, como baúl guarda un beso.
Al traer a nosotros los recuerdos, conseguimos que la ausencia no sea tan tremenda y dolorosa. Y como dices, esa emoción se instala en nuestro corazón y se convierte en eterna.
Yo abro muy contenta el baúl, Oscar, porque sé que tu beso es muy cariñoso.
Besetes para ti.
Bienvenida de nuevo, María.
Precioso el texto, por cierto.
Un besote de lunes.
Gracias, Javi! Siempre es una alegría para mi oírte.
Un besazo y feliz resto de semana.
A base de los buenos recuerdos… sonreímos. Aunque no dudo que tu presente es muy esperanzador. Me alegra tu regreso. Mi abrazo fuerte.
Lo es, mi querida Julie, aunque en algunos momentos la melancolía por la ausencia, se me hace un poco difícil de contener.
Un abrazo inmenso, cercano y muy, muy cariñoso.
«(…) sonrío de nuevo porque recuerdo lo que a ti te gustaba mi sonrisa» Las ausencias no borran la sonrisa pero la van haciendo más densa y profunda, como fruta madurada por el tiempo.
Un beso de vuelta.
No puedo evitar la sonrisa, querido Alfonso, porque si lo hiciera, perdería mi seña de identidad.
Un abrazo cercano y cariñoso.
El placer es la flor que florece; el recuerdo es el perfume que perdura.
Abrazos amiga.
Me quedo con el perfume que perdura como una medicina para combatir la nostalgia.
Besetes, amigo mío.
Preciosa nostalgia María. Nosotros le decimos saudade cuando nos invade un sentimiento remoto y durante unos minutos ocupa el presente. Un abrazo.
Que bonita palabra palabra «saudade». Expresa muy bien esa sensación de nostalgia dulce que sientes cuando traes de nuevo a ti, un sentimiento.
Muchos besos, Carlos.
Tu regreso es muy bienvenido. Ay ese dolor y recuerdo…
Y dejemos las tristezas, en una gran sonrisa. Besoste de tu benjamín.
Reblogueó esto en Directas & Indirectas.
Muchísimas gracias! Es un placer que me hayas reblogueado.
Besetes de miércoles.
Al contrario, el placer ha sido mio.
Que hermosa manta de recuerdos María 🙂 besos.
Es hermosa, cálida y amorosa, como todos los buenos recuerdos.
Un montón de besos, querida Silvia.
Tu relato es muy bonito, María, a pesar de esa melancolía en la que los recuerdos fueron capaces abrigarte en nieblas de amanecida. Me alegro sinceramente de tu vuelta, y espero que no pronto nos ofrezcas tus mejores sonrisas.
Felices días. Un enorme abrazo.
Me sentí arropada por ellos, amiga mía, de una manera tan real, que al despertar, volví a sentir la tristeza de la pérdida. Menos mal que, siempre tendremos nuestra sonrisa.
Un abrazo estrecho y cercano.
Que sería de nosotros sin los recuerdos. Recuerdos que nos atrapan y nos llevan allá donde un día fuimos felices y otras no tanto. Besos.
Preciosa tu vuelta, María. La próxima vez que te vayas déjanos una estela de versos para seguirte. Mil besos.
A veces, y eso viene bien, volvemos para cerrar aquella puerta que habíamos dejado abierta. Pero hay puertas que se resisten a ser cerradas. Como algunas heridas. Un saludo.
Sí, Eladio, hay puertas rebeldes que se obstinan a ser cerradas, pero esta vez asomarme a esa puerta me ha hecho revivir muy buenos recuerdos.
Un gran abrazo y gracias por comentar.
Muy melancólico, María, pero muy dulce también.
Tienes una gran delicadeza escribiendo.
Un beso
Melancólico, pero siempre lleno de esperanza. Ya sabes, Paloma, no puedo pensar de otra forma.
Mil besazos, mi niña.
Así me gusta, María.
Los recuerdos nos dan un aliento para seguir la vida. Escribes tan bien, que me introduces en tu relato.
¡Qué bonito, María! Con «guardar la esencia de aquel instante» concentras toda la idea. ¡Genial!
Gracias, Magnoliae, nos gustaría guardar recuerdos de
.. de un instante igual que los guardamos en una pequeña caja.
Besos muy cariñosos.
Precioso María.Íntimo como es el dolor de la ausencia
Si, Stella, un dolor íntimo y profundo que creo que tú entiendes muy bien.
Mi abrazo inmenso.
Entrañable, profundo … María … no dejes de escribir nunca.
Feliz tarde
No lo haré, querido Enrique, porque hacerlo es una medicina maravillosa. Mil abrazos desde Javea.
Llevo dos sonrisas tuyas en menos de diez minutos. Creo que soy un afortunado. 🙂
Jeje, la afortunada soy yo, por tus miradas.
Mi abrazo enorme.